Consciente de que los pandilleros de La Colonia la buscan por orden de Faier y Colmillo para vengar la muerte de Noemí, Adela cambia de imagen. Horas después, se ve con Carlos y consiguen recuperar la camioneta al colarse en casa de El Tuercas. Ella lo abraza emocionada yMartínez no puede evitar besarla.
Pese a que le corresponde, la joven deja claro que no puede haber nada entre ellos porque son de mundos diferentes. “Le agradezco a Dios que me robaras porque así te conocí. Llegaste a mi vida como un huracán y no te voy a dejar ir”, afirma él y logra que Morales regrese a su casa.
Cansado de los desplantes de Felicia, Willy entra en su casa y la amenaza: “Te aprovechaste de mí, me hiciste creer que me querías y por eso, maté a tu marido. ¿Ya no recuerdas que el día que te golpeó tanto que perdiste a tu hijo, fui yo quien te ayudé?”. Desesperada, la mujer trata de defenderse con un cuchillo, pero él se lo arrebata y le propina un fuerte golpe.
Cuando recupera el sentido, Méndez asegura a María y a Cristóbal que la asaltaron. Sin embargo, una vez a solas visita a su ex y lo chantajea: “Tengo grabada tu agresión y si no quieres que te denuncie, quita de mi camino a una mujer: está en casa de Carlos y se llama Mati”.
Ajena a esto, Adela halla una foto de Rodrigo y le dice a Carlos que ella le puede ayudar a encontrarlo: “Sé de La Colonia mucho más de lo que crees. Ellos mataron a mi hermano y El Faier, su líder, está preso”.
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